Adentrándonos en la Bioquímica
Todos los organismos vivos tienen una composición química muy similar que se diferencia de la composición de la materia inerte.
Los cuatro elementos más abundantes en los organismos vivos son el hidrógeno, el oxígeno, el carbono y el nitrógeno; en conjunto constituyen el 99% de la masa de las células. Las características comunes que presentan estos cuatro elementos son su bajo peso atómico y la capacidad de establecer enlaces covalentes muy estables debido a la distribución de los electrones en la última capa.
El carbono es el bioelemento primario de los seres vivos, ya que puede considerarse que la materia orgánica es un esqueleto de átomos de carbono unidos entre sí. Este elemento puede formar cuatro enlaces covalentes uniéndose a átomos de carbono o a otros elementos formando cadenas simples, dobles o triples dependiendo del número de electrones que comparta. También es significativa su afinidad por el oxígeno y el hidrógeno, lo que le permite oxidarse y reducirse con facilidad.
La polaridad que presentan los compuestos químicos presentes en la materia orgánica representa una propiedad de gran interés biológico, ya que los hace solubles en agua y ésta es el componente principal de todo ser vivo.
Además de estos cuatro elementos fundamentales encontramos otros que también están presentes en los organismos y que cumplen funciones muy importantes dentro del metabolismo, siendo indispensables para la vida, como: cloro, potasio, calcio, sodio, fósforo, azufre y magnesio.
Los oligoelementos se encuentran en cantidades pequeñísimas en los organismos vivos y tanto su ausencia como una concentración por encima de su nivel característico pueden ser perjudiciales para el organismo. Algunos de ellos son: hierro, cobre, yodo, cobalto, flúor, manganeso y cinc.